Los países nórdicos gozan de gerencia envidiable, siendo un referente en cualquier economía debido a su inmejorable aplicación del mencionado Estado de Bienestar – cuando hablamos de la península escandinava nos referimos a Noruega, Finlandia, Suecia y Dinamarca –.
Muchos podrán decir que el nivel de impuestos que tienen estos gobiernos es muy alto, tachándolo de inaplicable al resto de gobiernos o incluso de contraproducente y excesivo, pero la realidad es que, aunque los ciudadanos tributen más o menos, el verdadero e importante factor de este fenómeno es ¿Qué hacer con esos impuestos recaudados?. Los países nórdicos realizan un muy buen uso de los ingresos, inyectando los recursos de nuevo en la economía y la educación e infraestructuras. Esta es la piedra angular del proyecto y diferenciadora del resto de estados, el uso de los recursos. Con frecuencia se considera que los países escandinavos gastan mucho en prestaciones sociales, pero a este respecto no sobresalen de entre los demás países de la Europa Occidental. Siendo llamativo el ejemplo de que Luxemburgo gaste más en prestaciones sociales que cualquiera de los países nórdicos.
Persiguen conseguir una sociedad igualitaria, una sociedad donde la pobreza, la corrupción y la desigualdad no tengan cabida, una sociedad donde “muy pocos ciudadanos tengan demasiado y menos aún tengan demasiado poco”.
¿Ustedes se imaginan España como modelo a seguir por otros países en materia económica o de bienestar social? ¿Por qué no intentamos una mejor política social, una adaptación del modelo escandinavo a la política social española? Creo humildemente que es más que difícil la puesta en marcha de este modelo escandinavo en las instituciones españolas, ya que gozamos de una mala herencia o desprestigio social hacia los impuestos. Una subida generalizada de los impuestos en búsqueda de una igualdad mayor entre los ciudadanos es interpretada como algo negativo por parte de la gente de a pie. Existe en España la conciencia de que aquel gobierno que suba los impuestos o haga hincapié en versar demasiado sobre ello perderá no sólo votos, sino lazos directos con la ciudadanía, repercutiéndole esto a posteriori en unas futuras elecciones.
Sin embargo en los países nórdicos una subida de impuestos, si es justificada y en aras de mejorar la situación social del país, no es interpretado como algo negativo, al contrario, es aceptado sin mayor problema y sin suponer un coste o desgaste electoral para el gobierno que promulgue esta serie de iniciativas.
Creo que no solo nos separa la economía, el bienestar social o aspectos meramente políticos, sino que su cultura es mucho más avanzada que la nuestra.